«Limónov era nuestro bárbaro, nuestro gamberro: le adorábamos.»
Emmanuel Carrère, Limónov
Las memorias de Eduard Limonov sobre sus primeros años de emigrado en Nueva York solo encontraron editor en París. Tal vez temiendo que el libro pudiera pasar desapercibido —su autor era casi un desconocido en Occidente; no así en Rusia, donde tenía un gran cartel como poeta underground—, optó por cambiar el título original ruso por otro bastante más picante: El poeta ruso prefiere a los negrazos. En este caso, sin embargo, el explícito intento de épater le bourgeois encaja perfectamente con el contenido del libro, donde el sexo es omnipresente y no conoce barreras de pudor, de orientación y por momentos de cordura, la política resulta de todo punto inseparable de la violencia, y el odio de clase más démodé preside la relación con la mayoría de sus conciudadanos. El amor —pues se trata de una historia de amor— se parece más que nada a una enfermedad.
El título original, Soy yo, Édichka, sitúa más bien este radical gesto literario de afirmación personal en el cambio de piel que suponía cruzar el telón de acero en los años setenta. Hundido en el anonimato y la indigencia a la que el cambio de códigos abocaba a la mayor parte de los emigrados rusos, Limónov responde —dejando atrás la poesía, irreconocible también para él al otro lado del telón— con una prosa autobiográfica y furibunda, inmediata, casi de batalla, que unas veces se compara con Henry Miller y otras con Jack London, principalmente a cuenta de su fuerza y arrebato.
Consulte el dossier de prensa del libro en la página web de UDL.