Una visión satírica de la Unión Soviética en la época del deshielo a través de la figura de un curandero.
El viejo Yakushkin posee el don de curar a los enfermos desahuciados por la medicina oficial. El método del curandero no puede ser menos ortodoxo: espera a que el paciente tenga una crisis para gritarle, sacudirlo, atormentar su espíritu hasta quebrar toda su resistencia. La satisfactoria curación del moribundo se obtiene a base de terribles discursos y muy escasa alimentación. Con ironía y patetismo, ingenio y malicia, Makanin nos presenta al enfebrecido Yakushkin en toda su desgarradora evolución espiritual: arribista y vividor, es acusado de estafa y confinado en un campo de trabajo en Siberia, donde a raíz de un accidente tendrá lugar la revelación de su don magnético. De este modo crea para el lector un personaje novedoso que recuerda sin embargo a los grandes protagonistas de la literatura rusa de todos los tiempos.
Lea una entrevista antigua con el autor acerca del libro, y otra más reciente a propósito de vu visita al Gutun Zuria de Bilbao, ambas en El País; también la crítica de Ignacio-Vidal Folch en el mismo periódico.
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